Definición de entrenamiento funcional

 

El concepto de entrenamiento funcional ha ganado popularidad en el mundo del fitness, la rehabilitación y el deporte en los últimos años. Sin embargo, su definición ha sido inconsistente y su uso impreciso, lo que ha generado confusión tanto en la práctica profesional como en la investigación. La falta de consenso sobre lo que realmente significa el entrenamiento funcional ha dado lugar a una proliferación de definiciones que, en algunos casos, parecen superponerse con el concepto general de entrenamiento.

El entrenamiento funcional ha sido descrito de muchas formas, desde un sistema que enfatiza movimientos naturales hasta un método basado en ejercicios multiarticulares y multiplanares. También se ha utilizado en diversos contextos, incluyendo la rehabilitación, el rendimiento deportivo y el fitness general. No obstante, debido a la falta de una definición unificada, su aplicación y evaluación se han visto limitadas. Esto ha llevado a que cualquier tipo de entrenamiento pueda ser considerado “funcional”, reduciendo su valor como concepto diferenciador dentro de la ciencia del ejercicio.

Ante este panorama, el propósito de este estudio fue desarrollar una definición consensuada de entrenamiento funcional mediante el método e-Delphi, una técnica que permite a expertos llegar a acuerdos sobre conceptos ambiguos. Al obtener una definición clara, se pretende mejorar su aplicación en la investigación y la práctica profesional, eliminando la ambigüedad y facilitando su uso en distintos entornos.

Historia y evolución del concepto de entrenamiento funcional

El entrenamiento funcional no es un concepto nuevo. Sus raíces se remontan a la antigua Grecia, donde los ejercicios tenían propósitos específicos para la preparación física de los ciudadanos y los guerreros. En el siglo XVI, Geronimo Mercuriali reintrodujo estas ideas en su obra De Arte Gymnastica, en la que destacó el uso del ejercicio para mejorar el desempeño en actividades concretas.

En los siglos XIX y XX, el campo de la fisioterapia adoptó un enfoque funcional en la rehabilitación de pacientes, utilizando ejercicios específicos para restaurar la movilidad y mejorar la calidad de vida. A medida que la ciencia del ejercicio avanzó, el término “funcional” comenzó a utilizarse en el ámbito deportivo y del fitness para describir programas que enfatizaban la transferencia del entrenamiento a la vida diaria o al rendimiento atlético.

En la actualidad, el entrenamiento funcional se ha convertido en una de las principales tendencias del fitness. Sin embargo, su significado sigue siendo difuso, con múltiples interpretaciones que dificultan su diferenciación de otras metodologías de entrenamiento. Esta falta de claridad ha llevado a críticas y cuestionamientos sobre su validez como concepto independiente.

Críticas al concepto de entrenamiento funcional

Uno de los principales problemas del entrenamiento funcional es que su definición varía según la fuente consultada. Diferentes expertos han propuesto explicaciones que, en muchos casos, se superponen con el concepto general de entrenamiento:

  • Boyle (2003, 2010) definió el entrenamiento funcional como un sistema diseñado para mejorar la preparación atlética, lo que genera dudas sobre si realmente se diferencia de otros métodos de entrenamiento.
  • Cook (2010) sugirió que el entrenamiento funcional enfatiza el desarrollo de patrones de movimiento naturales, pero sin establecer criterios específicos para definir qué lo hace único.
  • Weinberg y Gould (2015) indicaron que el entrenamiento funcional se centra en imitar tareas de la vida cotidiana para hacer que las adaptaciones sean más transferibles. No obstante, esta definición amplía demasiado su alcance, haciendo que casi cualquier entrenamiento pueda considerarse funcional.

Estas contradicciones han generado escepticismo dentro de la comunidad científica. Algunos investigadores han sugerido que el entrenamiento funcional es un término redundante, ya que cualquier programa de ejercicio bien diseñado debería ser funcional por naturaleza. Otros han defendido su utilidad, argumentando que proporciona un marco conceptual que enfatiza la especificidad y la transferencia del entrenamiento a actividades del mundo real.

Método del estudio

Para abordar la falta de consenso, el estudio utilizó el método e-Delphi, que permite a un grupo de expertos alcanzar acuerdos sobre definiciones y conceptos complejos a través de múltiples rondas de discusión.

El análisis de las respuestas de los expertos identificó ocho temas clave en la conceptualización del entrenamiento funcional:

  1. Redundancia del término: Se cuestionó si es necesario diferenciarlo del entrenamiento en general.
  2. Especificidad: El entrenamiento funcional debe estar orientado a mejorar el rendimiento en tareas concretas.
  3. Individualización: Debe adaptarse a las necesidades y capacidades de cada persona.
  4. Mejora del rendimiento humano: Puede aplicarse en el deporte, la rehabilitación y la vida diaria.
  5. Preparación para la vida cotidiana: Debe ayudar a realizar actividades diarias con mayor eficiencia.
  6. Componentes del fitness: Puede incluir fuerza, coordinación, equilibrio y otras capacidades físicas.
  7. Salud y rehabilitación: Puede desempeñar un papel en la prevención y recuperación de lesiones.
  8. Mimetismo: Se debatió si debe imitar tareas específicas o enfocarse en mejorar habilidades generales.

A partir de estos hallazgos, los expertos acordaron la siguiente definición:

“El entrenamiento funcional es un enfoque de intervención física que contribuye a la mejora del rendimiento humano, de acuerdo con los objetivos individuales, en el deporte, la vida diaria, la rehabilitación o el fitness, considerando la especificidad de la tarea y la capacidad de respuesta de cada individuo.”

Discusión: ¿Es necesario el concepto de entrenamiento funcional?

Uno de los temas más debatidos en el estudio fue la posibilidad de que el término “entrenamiento funcional” sea redundante. Se argumentó que cualquier entrenamiento bien diseñado ya es funcional por definición, por lo que no sería necesario diferenciarlo de otras formas de ejercicio.

Para abordar esta cuestión, los expertos propusieron un continuo de funcionalidad, donde el grado de funcionalidad de un programa se evalúa en función de su adaptación a los objetivos y características individuales. En lugar de etiquetar un entrenamiento como “funcional” o “no funcional”, se sugiere analizar hasta qué punto un programa es específico y relevante para la persona que lo practica.

Este enfoque permite una comprensión más precisa del término y evita distinciones innecesarias con otras metodologías de entrenamiento.

Conclusiones y aplicaciones prácticas

El estudio estableció la primera definición consensuada de entrenamiento funcional, proporcionando una base teórica más sólida para su aplicación. Se identificó que el concepto puede ser redundante si se usa sin criterio, por lo que se propuso evaluar la funcionalidad del entrenamiento como un continuo en lugar de una categoría separada.

Los expertos recomendaron a los profesionales del ejercicio:

  1. Evaluar el grado de funcionalidad de un entrenamiento en lugar de etiquetarlo como funcional o no.
  2. No basar la funcionalidad en el tipo de ejercicio o equipo utilizado, sino en la relación con los objetivos individuales.
  3. Considerar la especificidad y la individualización como principios clave en cualquier programa de entrenamiento.

Este enfoque puede mejorar la implementación del entrenamiento funcional en el fitness, la rehabilitación y el deporte, facilitando su comprensión y uso en la práctica profesional.

Acceso libre al artículo original en: http://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/03/InternationalconsensusonthedefinitionoffunctionaltrainingModifiede-Delphimethod-1.pdf

Referencia completa:

Pereira HV, Teixeira DS, Fisher J, Fleck SJ, Helms E, Ide BN, Izquierdo M, Nedergaard A, Philips S, Pinto RS, Plotkin DL, Turner AN, Schoenfeld BJ. International consensus on the definition of functional training: Modified e-Delphi method. J Sports Sci. 2025 Mar 18:1-9. doi: 10.1080/02640414.2025.2477393.

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