El entrenamiento con restricción del flujo sanguíneo (BFR) consiste en aplicar un manguito en la parte proximal de una extremidad para reducir el flujo arterial hacia el músculo y limitar el retorno venoso. Cuando se combina con ejercicio de baja intensidad, este método ha demostrado inducir adaptaciones similares o superiores al mismo ejercicio sin restricción, en especial en términos de hipertrofia y fuerza muscular. Aunque se ha vuelto más popular en los últimos años, sus orígenes datan de hace más de dos décadas, con Yoshiaki Sato como figura central en su desarrollo, quien creó el método KAATSU.
Método de aplicación del BFR
En los estudios iniciales, se usaban presiones arbitrarias sin considerar las características individuales. Actualmente, se recomienda basar la presión en el porcentaje de la presión de oclusión arterial (POA), medida mediante un Doppler portátil. Factores como el ancho del manguito, la circunferencia del miembro, el sexo biológico y la postura pueden influir en esta presión. Aunque las recomendaciones actuales mejoran la personalización del método, limitaciones técnicas, como la incapacidad de algunos dispositivos para alcanzar la POA, siguen siendo un desafío. Además, existen manguitos con sistemas de autorregulación que ajustan la presión durante el ejercicio, lo que puede afectar la respuesta aguda al BFR.
¿Qué es el BFR práctico?
El BFR práctico se refiere al uso de bandas elásticas o vendajes sin medir la presión exacta. Aunque esto permite su uso fuera del laboratorio, la presión aplicada es variable e imprecisa. Métodos como usar una escala de percepción subjetiva (“7 de 10” en ajuste) han mostrado resultados inconsistentes. Aun así, hay estudios que muestran mejoras en masa muscular y fuerza usando BFR práctico, aunque sus limitaciones metodológicas exigen cautela en la interpretación.
¿Es seguro el BFR?
Las preocupaciones más comunes incluyen la coagulación y el daño muscular, pero la evidencia sugiere que no hay un mayor riesgo en comparación con el ejercicio tradicional. Aunque puede haber molestias y dolor muscular, estos disminuyen con la adaptación. La presión arterial se eleva agudamente durante el ejercicio con BFR, más que con el mismo ejercicio sin restricción, pero dentro de límites fisiológicos. A pesar de los beneficios en poblaciones diversas, el perfil de seguridad no está completamente definido debido al tamaño pequeño de muchos estudios. Se requiere más investigación con muestras grandes y reportes consistentes sobre eventos adversos.
Implementaciones del BFR
BFR sin contracción muscular
El BFR pasivo, similar al preacondicionamiento isquémico, ha mostrado resultados mixtos. Estudios iniciales indicaron que podía atenuar la atrofia durante la inmovilización, pero investigaciones más recientes no han replicado estos hallazgos. Puede haber beneficios relacionados con la inhibición de la degradación proteica, aunque parece que la contracción muscular sigue siendo un estímulo necesario para mantener la masa muscular.
Ejercicio aeróbico con BFR
Caminar o pedalear lentamente con BFR puede mejorar tamaño y fuerza muscular, función física y capacidad aeróbica, especialmente en adultos mayores o personas lesionadas. También se ha investigado su uso durante ejercicios aeróbicos de alta intensidad, aplicando BFR en los periodos de descanso. Esto mejora la capacidad aeróbica pero no siempre se traduce en mejoras del rendimiento competitivo. En algunos casos, inflar el manguito durante la contracción también ha resultado efectivo.
Ejercicio de fuerza con BFR
La mayoría de los estudios se ha centrado en ejercicios de fuerza de baja carga (20–30% 1RM) combinados con BFR, los cuales inducen aumentos en el tamaño muscular similares a los del entrenamiento con cargas altas. Sin embargo, las ganancias de fuerza son generalmente menores que con cargas elevadas. Se ha observado que entrenar hasta el fallo con o sin BFR genera adaptaciones similares, aunque el BFR permite obtener beneficios con menor volumen de trabajo. Además, no se requiere alcanzar el fallo muscular para obtener mejoras con BFR.
Otros resultados además de tamaño y fuerza muscular
Hueso
Aunque teóricamente el BFR podría estimular la remodelación ósea mediante hipoxia y presión intramuscular, la evidencia actual es escasa. Algunos estudios sugieren efectos beneficiosos, pero se necesitan investigaciones de larga duración que midan cambios estructurales reales, no solo marcadores sanguíneos.
Flujo sanguíneo en reposo
El BFR podría promover adaptaciones vasculares como la angiogénesis y el aumento de capilares. Sin embargo, parece que se requieren presiones elevadas para inducir estos cambios. Se desconoce si el flujo basal o los cambios en este variable moderan las adaptaciones musculares.
Tendón
Los estudios iniciales no mostraron efectos del BFR en tendones, pero investigaciones recientes con cargas progresivas y presiones relativas sí han observado aumentos en la rigidez y área transversal del tendón. Aún se desconoce si estos efectos son atribuibles directamente al BFR o a otros factores como la progresión de carga.
Sensibilidad al dolor
El BFR reduce la sensibilidad al dolor (aumenta el umbral de dolor a la presión) de forma aguda, incluso en extremidades no ejercitadas. Este efecto puede relacionarse con la producción de opioides endógenos, aunque la relación no es del todo clara. Puede tener aplicaciones clínicas para mejorar la tolerancia al ejercicio en personas con dolor.
Función cognitiva
El ejercicio con BFR podría mejorar funciones cognitivas como el control inhibitorio, aunque la evidencia es limitada y los resultados son variables según el tipo de ejercicio y la intensidad. Aún no está claro si estos beneficios se deben al aumento de lactato u otros mecanismos.
Intolerancia ortostática
Se ha planteado que el BFR podría ayudar a prevenir la caída de la presión arterial al cambiar de posición, lo cual podría tener aplicaciones en el contexto espacial o en ciertas condiciones clínicas. Sin embargo, esta hipótesis necesita más evidencia.
Líneas futuras de investigación
- Mecanismos de crecimiento y fuerza: Aunque el BFR genera hipertrofia comparable al entrenamiento de alta carga, aún no se comprenden del todo los mecanismos implicados. Tampoco está claro si el crecimiento muscular explica completamente las ganancias de fuerza.
- Diferencias por sexo: Hay pocos estudios que exploren si los efectos del BFR difieren entre hombres y mujeres. Se requieren diseños que consideren fases del ciclo menstrual y tengan tamaño muestral suficiente.
- Presión aplicada vs. flujo sanguíneo restringido: No está claro si las adaptaciones se deben a la presión per se o al grado de reducción del flujo sanguíneo. Estudios con presiones supraoclusivas podrían ayudar a esclarecer esta duda.
- Respuestas individuales: La variabilidad interindividual en la respuesta al BFR es evidente, pero se necesita un mejor diseño experimental (como estudios cruzados replicados) para determinar si algunos individuos responden mejor que otros.
- BFR combinado con cargas altas: Tradicionalmente, el BFR se ha usado con cargas bajas, pero se está explorando su uso con cargas altas, ya sea en el mismo miembro ejercitado o en un miembro no ejercitado. Esto podría tener implicaciones para el desarrollo de fuerza en atletas.
- Diseño óptimo de estudios: Se necesita mejorar la estandarización de los protocolos (repeticiones, intensidad, tipo de manguito) y emplear grupos control adecuados para distinguir los efectos reales del BFR.
Conclusión
El BFR ha evolucionado en 25 años desde un enfoque marginal a una herramienta prometedora tanto en el rendimiento deportivo como en rehabilitación clínica. Aunque hay avances significativos en cuanto a su aplicación segura y efectiva, aún quedan muchas preguntas sin responder. La investigación futura debe centrarse en optimizar su uso, entender mejor sus mecanismos y explorar nuevas aplicaciones, siempre con diseños metodológicamente rigurosos.
Acceso libre al artículo original en: http://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/03/Twenty-five-years-of-blood-flow-restriction-training.pdf
Referencia completa:
Loenneke JP, Hammert WB, Kataoka R, Yamada Y, Abe T. Twenty-five years of blood flow restriction training: What we know, what we don’t, and where to next? J Sports Sci. 2025 Mar 13:1-18. doi: 10.1080/02640414.2025.2474329.