El ejercicio físico es ampliamente reconocido por sus beneficios para la salud cardiovascular y se recomienda en las guías internacionales para la prevención de enfermedades cardiovasculares. Las directrices de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) de 2020 recomiendan al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada o 75 minutos de ejercicio vigoroso por semana, con beneficios adicionales si esta cantidad se incrementa. Sin embargo, en los últimos años, han surgido preocupaciones sobre los posibles efectos adversos del ejercicio extremo, especialmente en atletas de resistencia que entrenan y compiten en eventos de larga duración como maratones, triatlones Ironman y ciclismo de resistencia.
El entrenamiento de resistencia extrema ha sido asociado con remodelación cardíaca adversa, aumento en la prevalencia de placas ateroscleróticas y posibles daños miocárdicos. Varios estudios han encontrado una correlación entre el ejercicio prolongado y la presencia de placas coronarias, desafiando la creencia tradicional de que la actividad física protege siempre contra la enfermedad cardiovascular. Además, se han identificado diferencias en la composición de las placas en atletas, lo que genera interrogantes sobre cómo el ejercicio puede influir en la salud arterial. Otro factor relevante es el daño miocárdico inducido por el ejercicio prolongado, reflejado en marcadores bioquímicos como la troponina.
A pesar de estos hallazgos, la relación entre la intensidad del ejercicio y la salud cardiovascular sigue sin estar completamente esclarecida. Un área clave de incertidumbre es la identificación del umbral a partir del cual la actividad física deja de ser beneficiosa y comienza a representar un riesgo. También es necesario determinar qué tipos de deportes tienen una mayor asociación con estos riesgos. Adicionalmente, la mayoría de los estudios disponibles tienen limitaciones metodológicas, como su naturaleza transversal, la influencia de factores de confusión no medidos y la falta de evaluación de resultados clínicos a largo plazo.
Para abordar estas incógnitas, los autores realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis de estudios que evaluaron la presencia de enfermedad aterosclerótica en atletas de resistencia mediante angiografía por tomografía computarizada coronaria (CCTA). Este enfoque pretende clarificar si el entrenamiento de resistencia extrema está asociado con un mayor riesgo de enfermedad arterial coronaria y, en caso afirmativo, si esto implica un riesgo significativo de eventos cardiovasculares adversos.
El metaanálisis realizado confirma que los atletas de resistencia extrema tienen una mayor prevalencia de aterosclerosis coronaria en comparación con individuos sedentarios. Sin embargo, este hallazgo no se traduce en una mayor presencia de placas de alto riesgo, que son aquellas más propensas a causar eventos cardiovasculares como el infarto agudo de miocardio. Tampoco se encontró una diferencia significativa en la prevalencia de placas obstructivas entre atletas y controles.
Estos resultados son consistentes con la mayoría de los estudios previos en la literatura de cardiología deportiva. Se confirma que el ejercicio de resistencia extrema puede influir en la formación de placas ateroscleróticas, pero no necesariamente en la aparición de placas inestables. De hecho, algunos datos sugieren que los atletas podrían presentar un menor riesgo de desarrollar placas lipídicas inestables en comparación con individuos sedentarios. Esto podría deberse a un proceso de estabilización de las placas, en el cual la actividad física favorece la transformación de placas blandas y vulnerables en placas calcificadas más estables. Este fenómeno es similar al efecto de las estatinas en la estabilización de la aterosclerosis.
Sin embargo, uno de los estudios incluidos en el metaanálisis (De Bosscher et al.) encontró una mayor incidencia de placas tanto calcificadas como lipídicas en atletas. En este estudio, la población analizada estaba compuesta principalmente por ciclistas, con pocos corredores y triatletas. Esta diferencia en la muestra puede ser relevante, ya que distintos deportes podrían tener diferentes efectos en la salud arterial. En particular, los atletas de resistencia de alto nivel que participan en competiciones de ciclismo parecen tener una mayor prevalencia de placas en comparación con corredores de larga distancia.
Otro hallazgo clave del metaanálisis es que los atletas no tienen diferencias significativas en la puntuación de calcio coronario (CAC) en comparación con los controles. Sin embargo, presentan una mayor probabilidad de tener valores de CAC superiores a 100 y 400, lo que indica una mayor carga de calcificación en algunos individuos. Esto sugiere que, aunque el ejercicio de resistencia extrema no afecta uniformemente a todos los atletas, puede influir significativamente en aquellos que ya tienen predisposición a desarrollar calcificación arterial. Es decir, el ejercicio extremo puede desempeñar un papel en la progresión de la calcificación en personas con factores de riesgo preexistentes.
A pesar de estas observaciones, aún no está claro si la presencia de una mayor carga de CAC en atletas se asocia con peores resultados clínicos. En la población general, valores elevados de CAC están relacionados con un mayor riesgo de eventos cardiovasculares, pero en atletas de resistencia este vínculo no ha sido demostrado de manera concluyente. Además, dado que los atletas tienen un mayor riesgo de desarrollar placas en general, se sugiere que, en lugar de evaluar únicamente la puntuación de calcio coronario, la evaluación mediante angiografía coronaria por tomografía computarizada (CCTA) con análisis de placa podría proporcionar una mejor evaluación del riesgo cardiovascular en esta población.
Otro punto de debate es cuál es la cantidad e intensidad de ejercicio que sigue siendo segura y beneficiosa. Algunos estudios, como el Estudio de Copenhague, han sugerido que la relación entre ejercicio y riesgo cardiovascular sigue una curva en forma de U. Es decir, tanto el sedentarismo como el ejercicio extremo pueden aumentar el riesgo cardiovascular, mientras que la actividad física moderada proporciona los mayores beneficios. Sin embargo, el presente metaanálisis no permite establecer un umbral específico más allá del cual el ejercicio se vuelve perjudicial. Tampoco se puede determinar qué disciplinas deportivas están más asociadas con el desarrollo de enfermedad coronaria, aunque la mayoría de los estudios analizados se centran en corredores y ciclistas.
Limitaciones del estudio
El metaanálisis tiene varias limitaciones. En primer lugar, la cantidad de estudios disponibles en esta área es limitada, y muchos presentan heterogeneidad en la forma en que reportan sus datos, lo que impidió su inclusión en el análisis cuantitativo. Además, existe una gran variabilidad en las poblaciones estudiadas. Aunque todos los estudios incluidos se centran en atletas de resistencia, la proporción de corredores, ciclistas y triatletas varía entre ellos. Esto podría afectar los resultados, ya que diferentes deportes pueden tener distintos impactos en la salud cardiovascular.
Otro factor que introduce variabilidad es la diferencia en los protocolos de imagen utilizados en cada estudio. Las exploraciones de tomografía computarizada se realizaron en diferentes hospitales, con distintos equipos y parámetros técnicos, lo que podría influir en la detección de placas y la cuantificación de la carga de calcio coronario. Además, la mayoría de los estudios se realizaron en hombres, lo que limita la generalización de los hallazgos a la población femenina.
Por último, es importante destacar que los estudios incluidos no investigan directamente eventos clínicos como infarto de miocardio o mortalidad, sino únicamente la presencia de enfermedad aterosclerótica. Se necesitan estudios prospectivos a largo plazo para determinar si la presencia de placas en atletas de resistencia extrema se traduce en un mayor riesgo de eventos cardiovasculares.
Conclusión
Este metaanálisis sugiere que los atletas de resistencia extrema tienen una mayor prevalencia de aterosclerosis coronaria, pero no un mayor riesgo de placas de alto riesgo o obstructivas. Se necesitan más estudios para establecer con precisión los efectos a largo plazo del ejercicio extremo y definir las recomendaciones óptimas para la práctica deportiva segura en atletas de resistencia.
Acceso libre al artículo original en: http://www.fisiologiadelejercicio.com/wp-content/uploads/2025/03/Extreme-endurance-training-and-coronary-artery-disease.pdf
Referencia completa:
Guarnieri G, Pozzi FE, Conte E, Righetto M, Bartorelli A, Andreini D. Extreme endurance training and coronary artery disease: A systematic review and a meta-analysis. Int J Cardiol. 2025 Mar 15;429:133172. doi: 10.1016/j.ijcard.2025.133172.